Llegué y perseguí la música, sorteando la
gente ¿Por dónde voy guitarra eléctrica? ¿Es por acá? Bien, te sigo batería,
ok, me dice que doble acá, sí, te escucho un poco bajo y… ¡ahí está! el
escenario al aire libre, es invierno, está soleado, es temprano, no hay mucha
gente. El cantante dice que van a hacer un homenaje, comienza la guitarra, esto
me suena, sí, es un tema de Charly, manoseado por el soft rock. Mala la banda.
Me voy para el otro lado, adelante, había una muestra de fotos, sí, acá está, es
genial…John Lennon, Yoko Ono…entro a un cuartito, están pasando un documental sobre
el fotógrafo ese, estoy viéndolo y él dice que lo importante es captar el
sentimiento, habla del sentimiento. Muestra una foto fuera de foco.
Mi
amiga está retrasada, ya fue, le mando un mensaje de texto al novio que anda
por acá, nos encontramos, me dice que
vayamos al patio, apoyamos los codos sobre la mesa, me dice que está muy
cansado, como yo, y ella no llega. Va a venir con una amiga que yo no conozco bien
pero me cae bien.
Me
había dicho que iba a llegar a las dos. Llegaron las dos. A las tres. Ahora somos
cuatro.
Se
sentaron al lado, trajeron mate, es bueno para este frío. A cinco metros transmiten
para una radio, el locutor atrás del vidrio, hace su programa, viste una remera
turquesa, fea, y dice que a un cantante el gobierno le pagó dos millones de
pesos. La amiga de mi amiga dice que el locutor es lindo. Hablamos de cualquier
boludez, jodemos, la amiga dice que el locutor es lindo, no sé si es que vi
demasiadas fotos de John Lennon, pero la mujer de al lado me resulta parecida a
Yoko Ono, se los digo, se ríen, el novio de mi amiga habla con catarro, lo
cargamos, la amiga de mi amiga le dice a Dios que el locutor es lindo. Ella dijo tantas veces que ese hombre es lindo
que me convenció.
Fuimos
atrás, ahora toca una banda que suena mucho mejor…sí, sí, esto me gusta. Hicimos mate entre la gente. Al lado, un
padre hippie pro, con su mujer rubia y hermosa y una niña y un niño, perfectos,
los cuatro, y el amigo con poncho, ridículo, gente de plata, hippies, modernos,
rockeros, unos pedantes, pero el tipo, el padre, es lindo, me mira, lo miro, me
mira, no lo miro, hago que hablo con las chicas, me dicen que el tipo me está
mirando, les digo que ya sé que me mira, que son unas boludas, lo miro, nos
volvemos a mirar, qué lindo que es, pero la banda suena muy bien, miro la
banda, muevo la cabeza, casi sin control, me quedo un rato así, me acuerdo del
tipo, miro para ese lado, ya no está, miro para el otro, se está yendo, un
poncho se aleja detrás.
La
conocida de mi amiga dice que tiene porro, que vayamos a fumar porro, le digo
que a veces me pega mal, me dice que fume un poco, que no sea boluda, mi amiga
dice que no da, que hay criaturas por todos lados, le digo que fumar porro no
es un mal ejemplo, vamos a una esquinita y lo hacemos con carpa. Pasa un
metalero vestido todo de cuero negro y tachas. Pasan unos chicos jóvenes con
chupines, flaquitos, las piernas parecen hilos, les queda bien. Mi amiga dice
que vayamos a recorrer las exposiciones, mientras vamos, nos reímos de todo, de
todos, nos sacamos fotos, les digo que
todos me miran, que creo que les gusto a todos porque todos me miran, que incluso creo que les
gusto a ellas, que me están mirando ahora y se ríen.
Cuadros,
vinilos, djs, venta de remera, peinados locos, cosas, gratis. Mi amiga me dice
que mire esa remera, está genial, con una calavera, esa remera, le queda grande,
le pregunta a la vendedora si no hay más chica, no hay. Vamos a un cuarto, nos
sentamos, una compra torta, tomamos mate con torta, vuelve el novio de mi amiga,
lo habíamos perdido, no sé cuándo, antes del porro, seguro. Dice algo, una
estupidez, nos causó gracia, nos pregunta si estuvimos fumando, nadie le
responde. Anochece. Las chicas cantan una canción. El novio dice: ¿vamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario