miércoles, 27 de noviembre de 2013

El perejil


Eso que me pasó una vez con aquél
Le pasa a él conmigo
Yo sabía que era real
Por eso daba tanto miedo
No es un capricho
o una tendencia edípica
No se puede explicar o evitar
hay que atreverse hasta el final
Y hacerlo con furia
Porque nos enoja nuestra capacidad animal
lo vivimos como una debilidad
Una vez le propuse jugar a alguien
Y se aburrió a la mitad
Una vez me subí a ese tren
Y me tiré antes de llegar
Ahora vago por la ciudad
A ver qué tiene para mí
Soy el “perejil” del homicidio popular
Soy el ala de la paloma coja
Y una isla salvaje sin hombres
pero menos peligrosa que esta ciudad
acá también se comen a los más débiles
y no es natural




lunes, 25 de noviembre de 2013

Noche buena con un invitado especial

Noche buena, viajé cruzando la ciudad, transpiraba, calor, humedad, cañita voladora precoz, niños mandaban mensajes de texto a papá Noel.

 Cuando por fin llegué a la casa de mis abuelos, entré por el portón, en verano era común que estuvieran en el jardín, me crucé primero a Lara qué me miró y retrocedió, empezó a correr en dirección contraria, volteando la cabeza cada tanto, con los ojos muy abiertos, como corroborando lo que vio en mí. Qué raro, pensé, cuando vengo siempre me salta encima. 
 Mi abuelo estaba cortando el pasto con una vieja cortadora manual al lado del regador de plantas antiguo, que cada vez tenía menos agujeritos. Cuando me vió se acercó a saludarme, estaba en cuero con su sombrero blanco de paja que usaba en verano, me sonrió y cuando me estaba por abrazar se quedó parado con los brazos extendidos como tomando distancia, me miró con un leve horror. Le dije:

    -No sé qué pasa, Lara huyo de mí y ahora vos me miras así.

    -No pasa nada Yami, tranquila, los perros son exagerados, es que se te metió un diablo en el cuerpo, no te preocupes, es chiquito, ya llamo a la abuela para que te lo saque-.

Crash-crash


Tengo el corazón en la vagina
Y la vagina en el corazón
Laten mis vergüenzas
Me abro al amor
Traigo bajo el brazo,
El cerebro remendado
Juguemos con él un picadito
Si me fumo la palabra “ex”  otra vez
Voy a dejar que te consumas solito
 Como un cigarrillo barato
Que te apagues en tu charquito
Me produce rechazo el bueno avivado
Me enamora el malo perturbado
Que me enloquezca en vertical o lateral
Que me raje desde adentro para afuera
crash–crash
Otra vez soy una quinceañera
Tan distraída como el mundo me deja ser
tan transparente que no me ves
y me voy bailando (para disimular)
antes de que me eches
dejé pedacitos míos a tu alrededor
para que te cortes y salga algo de vos

sábado, 19 de octubre de 2013

Zangáro

linyerita vip, babyface narcótico,
no me acuerdo de su apodo
y menos de como se llama
pero le guardo las ganas
lo encontré por el baldío
con un tetra y un amigo
la bolsa lejos de esconder resalta
su vacío existencial en alta
hacía diez años que no lo veía
estaba en la misma que cualquier día
su cuerpo repleto de basura
y sigue tentador como la locura
se hace el gracioso y me llama
con su sonrisa rosa carne pegada
me preguntó si de él me acordaba
(su chispa tan grande quema fuerte apagada)
medio en broma tiró:- ¿Vamos a cojer?
yo le conteste en serio:- "otro día puede ser".
Y yo sabía, que no me iba a creer.

lunes, 7 de octubre de 2013

Un pelotudo


El peor castigo que te puedo regalar

Y más espantoso que el olvido

Es arrepentirme cada media hora

de haberte conocido

he visto materia fecal parlanchina

pero al asco que das le da asco ser tuyo

y se baña en lavandina

te falta más de lo que tenés

(aunque no lo puedas ver)

tu dulzura es la belleza de lucifer

solo vas a ser la piedra del tropezón de cualquier mujer

y tu recuerdo es el bufón de las juntadas

en donde todos te señalan y largan carcajadas

cuando paso los hombres piensan

que escondo la fortuna entre mis piernas

a vos las damas  te arrojan su mirada de pena

y te sacan las monedas

los códigos se rompen bajo ciertas reglas

cuando el corazón tira más fuerte de la cuerda

pero no se puede romper lo que nunca se tuvo

ni escribir sobre amor siendo un verdugo

(por no decir un pelotudo)

caíste desde una vagina de la clase alta

naciste con muchas cosas y sin alma

(nunca te hizo falta)

lleno de elogios creciste sin humildad

y ahora nadie te quiere de verdad.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Viaje al primer cordón umbilical


 Uno repite una y otra vez las mismas situaciones, arrastra los mismos problemas desde niño, y aunque crezca, a veces el problema crece con uno, a veces uno crece más que el problema, pero el mayor problema es cuando uno no crece.
En la parada del colectivo me pareció ver una niña sola, formando la fila para subir al colectivo, este es un colectivo que une ciudad y provincia, y la niña era demasiado pequeña para viajar sola, en cualquier colectivo, pero más que nada en este. Tomo asiento adelante y veo a la niña sentada enfrente de mí, en los asientos invertidos, da la impresión de que viaja sola, el padre está sentado al lado, pero pareciera que viajan por separado. La niña tiene la actitud de una adolescente incomprendida, pero debe tener unos cinco años como mucho.
 Más adelante sube un niño de la mano de su padre, ha de tener 6 años, no consiguen asientos, el colectivo está repleto, están parados agarrados del caño de los asientos en donde está sentada la niña, ella le clava su mirada al niño y le sonríe con la boca cerrada, parece una sonrisa ensayada para seducir, él la ve, pero no le devuelve la sonrisa y vuelve a mirar hacia la pared, la niña sigue mirándolo, sonriéndole.
  El niño y el padre consiguen asientos, se sientan en paralelo a la niña, ella sigue mirándolo con la misma actitud, aún no se desilusiona, es como si hubiera activado una estrategia y fuera por la segunda fase: “la insistencia”. Sonríe con dificultad, pobre, ya le debe doler un poco. Luego sonríe con frialdad, como cuando estás a punto de empezar a pensar y chau, se te va la alegría, él se percata de esa mirada, es una mirada segura confirmada por una sonrisa cerrada, el niño con esa cara de nada, con los ojos muy abiertos como si todo le sorprendiera lo mismo, o nada le sorprendiera de verdad, vuelve a mirar para adelante.
 Yo nunca había visto un caso de seducción infantil tan explícito.
 Sigo viajando sentada en mi asiento, miro al suelo del colectivo y veo unas zapatillas de hombre, me resultan muy lindas, voy subiendo la mirada, es mi tipo de chico, lo miro, lo miro, lo miro, lo miro al punto de estar segura de que él sabe que lo estoy mirando, mueve los ojos para abajo pero no se detiene en mi persona, no hace un solo gesto, me ignora explícitamente. Me enojo y pienso: Esto es un juego de niños.
El chico se va para atrás, lo sigo con la mirada hasta que se pierde entre la gente.
 Luego de un buen trayecto recorrido, el colectivo ya no lleva tanta gente. Sube un hombre de mediana edad con una guitarra muy gastada y rota, es moreno, tiene pelo enrulado y largo hasta los hombros, una barba corta, pulseritas en la muñeca, una remera gastada y un jean roto. Tiene panza y una sonrisa que empieza en los pómulos. Es lindo, todavía joven. Toca dos o tres temas de Pappo. La voz es rasposa, la guitarra casi no suena, pero se nota que toca muy bien Se ríe entre frases, la risa es parte de la versión. Hubo pocos aplausos.
 Pasó la gorra, me dieron ganas de decirle que yo tengo una guitarra nueva hace años, que nunca la aprendí a tocar, que me la regaló mi papá en una navidad, y que está nueva, que brilla, que me la regaló mi papá, pero no me importa, que la acepte igual, con mi papá me llevo muy mal, y sí, se va a morir si la regalo, pero no me importa, que igual se la quiero regalar.
 Mientras pensé todo eso el chico pasó la gorra y no le dije nada, me limité a poner cuatro pesos en su gorra, esta es la cobardía que nos deja a todos en la misma estación. El chico dice que tengamos un buen día, qué él siempre los tiene. Una pensión y un castillo son iguales si la libertad los habita.
 Un olor desagradable se adueña del colectivo. Es una persona, sin sexo, sin cara, no se lo  distingue dentro de su figura, está oscuro. Él/ella se arrastra encorvado como si llevara un peso en las espaldas (¿serán nuestros pensamientos?) se hace cargo de ser indeseable, lo acepta. Él/ella se dobla para introducirse en el bolsillo de la marginalidad.
Prefiere juntarse con la basura, hasta camuflarse, antes que confiar en cualquiera de nosotros. La gente se aleja, hay un círculo de vacío alrededor, como un vestido hecho de distancia. Todos le convidan la espalda, lo único que le convidan. ¿Cuánta mierda perfumada tenemos en el cuerpo? ¿Cuánta en la cabeza?
 Abro la ventanilla, para desviciar el aire, miro hacia afuera, un grupo de jóvenes con uniformes escolares.
Y yo que muchas veces me pegué un viaje, nunca alguno me llevó tan lejos ni me pegó tanto

viernes, 23 de agosto de 2013

Un muerto vivo para enterrar

 Tuve una relación que fue como unas vacaciones en el limbo, y prefiero no hacerme cargo de que estuve con ese, sin embargo, hay un capítulo final que quiero compartir con quien se atreva a leer estas líneas que se parecen a llamas de un infierno.
 Creó que como buena rata que soy en el horóscopo chino, siempre tengo la puerta de salida prevista.
 Estuvimos en un verano en el cual yo no tenía nada que hacer, aunque cualquier cosa hubiera sido más sana que estar con él.
 El tipo era adinerado y pobre a la vez, futuro heredero, tenía casa propía, plata en el banco, educación privilegiada, la mejor psicóloga de Buenos aires, tiempo y medios para hacer lo que quisiera, también tenía mucho talento, sabía tocar el piano, la guitarra, casi todos los instrumentos, componía y cantaba muy bien, sin embargo, nunca había llegado a nada y vivía por gusto como un extranjero indocumentado, era un hippie chic, un bohemio cheto. Vivía. Para mí, vivía, aunque debe vivir, claro, cerca del cementerio de Chacharita, creo que eso es lo único que recuerdo con amor. Aquel lugar, ese cementerio, ese barrio, esa casa y el bar de la esquina, un aire de sombra de verano, una tranquilidad impagable en el medio de la ciudad, el silencio de los muertos y él respeto por ellos cubrían aquel lugar gris lleno de arboles y gatos, salpicado con vendedores de flores. El pasillo, lleno de departamentos, adentro la gente pobre, la gente rara, la señora de los mil perros que lloraba por su perrita extraviada.
 Él estaba enfermo de envidia y frustración, había rozado el ámbito público, había conocido a los dueños de la pelota, pero había pasado sin pena ni gloria, como un fantasma. Además, había sufrido una adolescencia reprimida, que le acarreaba una pedofilia latente. Muchas veces, era sádico y le gustaba humillarme. Yo disfrutaba de darme lujos en el chino de la vuelta, había una almacenera tetona casi en pelotas con cara de ogro.
 En una de las tantas idas y vueltas de esta relación laberíntica, me vengué. Conocí o busqué conocer a un jubilado del rock, un tipo que vivía de sadaic, con él pasamos una o dos noches de amor, él jubilado del rock tenía unas vacaciones planificadas con su hijo, cuando volvió me regaló una estatuilla de Sabatto, mi escritor favorito en ese momento. Todo esto ocurrió mientras nos tomábamos un tiempo con aquel pobre diablo, yo sabía que íbamos a volver, cuando volvimos me despedí en un telo de colegiales del jubilado del rock.
 Quiero aclarar que nunca fui de discriminar entre la gente artista y la que no lo és, y menos aún, entre el artista consagrado y él que no lo es, odio esa gente snob, y más odio la gente que se la da de socialista y discrimina por estratos sociales, como él, por eso esta venganza tejida con mis ojos cerrados era perfecta ante los suyos, como lo eran las quinceañeras.
 Él no sabía que en esos días yo había pasado por las manos de alguien que hizo cosas, que hizo historia en la música argentina, alguien reconocido, sus manos, en comparación, eran las de un virgen de gloria, nos reconciliamos frente a los ojos de la estatuilla de Sabato.
 Unos días después le terminé contando mi amorío ante sus preguntas y su insistencia que de alguna manera camuflada generé. Disfruté ver como su ego se retorcía como cucaracha en ducha de raid.
 Pero la venganza más fría y dulce fue la interna. Cuando nos dimos el porrazo final, bah, yo sabía que ese era el final, gracias a dios sé reconocerlo, él, pobre iluso, pensaba que todavía nos quedaban millas, lo cual no deja de ser otro pliegue desplegado de esta venganza. 
 La cosa fue así, había tenido un cruce de miradas con una estrella de rock. Hice todo para conocerlo en persona, finalmente acabé con la estrella de rock merendando por Palermo, yo ya era soltera otra vez, así que éramos libres de vernos cuando él se libraba de su esposa y sus obligaciones. Empezamos a tener sexo por todos lados de Buenos Aires, le gustaba hacerlo en la calle o en su auto. Un día le hablé de un lugar genial para hacerlo, era la casa de la infancia del pobre diablo, a menudo, ese caserón de lujo en venta, servía de casa de verano para toda la familia e incluso nos había servido a nosotros. La estrella de rock y yo lo hicimos en la puerta del caseron, tapados apenas por un árbol, mientras estábamos disfrutándolo, paso el tío del pobre diablo, nos vio y se hizo el boludo. Dejé ahí mismo el forro usado. Lo público y lo privado, la venganza interna, la externa, la ayuda de los espíritus, su talento en el sótano, el músico consagrado, el rockero jubilado. El vandalismo. Todo fue parte de esta venganza.







martes, 20 de agosto de 2013

El mimo perverso


Me decís que me vas a dar amor solo por hoy.
Me repetís: te voy a dar, amor, solo por hoy.Y qué rápido pasa el día
y la soledad se invita sola a dormir.
Me hiciste el mimo perverso,
el chamuyo sincero,
tenés el afán del que afana
y ahora ¿Quién me para?
Ok, lo voy a decir solo por hoy:
Esta vez me gustó más a mí que a vos
¡Qué duro es afrontar que yo te busqué ahora que te encontré!
(Duro como vos antes de rehabilitación)
Y me confundo el cielo con tu habitación
no sé si sos un premio consuelo o una canción
me hacés el mimo perverso hasta que lloro pasión
mientras léo el tatuaje de tu brazo qué dice:
“solo por hoy”

sábado, 3 de agosto de 2013

Caracol

Cuando te escuché de cerca
como a un caracol
me dijiste
“El mar”
y el mar cada vez que puede
disimula
se hace el dormido
y me habla de vos
con la cabeza llena de algas
el perfume de la conjunción
 sol y piel
jugando a la niñez
te alcancé
nunca del todo
un rato
un gesto
unas escasas palabras
una sonrisa a medias
algo para la ilusión
el maní del elefante
la mano que se extiende al cielo
y tapa la estrella
parece que la toca,
que la puede agarrar,
pero no
es una ilusión óptica
se puede decir
que no pasó nada importante
que tu recuerdo no es digno de poesías
pero aun así
los momentos
las imágenes
lucen como el amor
como el caracol en la mesita
lo agarrás
te lo ponés en el oído
y escuchás el mar
suave
rugiente
infinito
casi sentís el frio
y la arena mojada en los pies
casi lo sentís
como a ese amor
que nunca existió
más que en tu imaginación 

domingo, 14 de julio de 2013

Bernal Oeste Night Club


  El pool estaba bravo como cualquier viernes a la medianoche, las motos señalaban a la puerta de entrada. La rockola pasaba un tema de Los redondos, había muchos hombres, pocas mujeres, la niebla nicótica de siempre y botellas de Quilmes como cadáveres en el cementerio. En eso, entra la estrellita del lugar, su presencia estruendosa se inyecta como un rayo en el piso, las miradas apuntan hacia el chico lindo que se junta con los feos, el que puede elegir algo mejor, pero elige lo peor, el pesadito, el enroscadito, el que se anima a entrar rubio y con remera rosa a la villa. El que se compra todo y a todos. Hernán emanaba simpatía así que tenía pocos enemigos. Pocos, pero jodidos.
  Ingresa con sonrisa rufiana y saludo general colocando la voz en tono de grandeza, algo notablemente simpático ya que su vozarrón no correspondía con su estatura.
-Buenas noches, leidis an chentelmens.- La gente se ríe o no, pero casi todos  responden de alguna manera, distintos saludos se chocan en el espacio, se desarman en sílabas sueltas y caen rodando por el piso del lugar. Desfila hacia la barra, pide dos birras porque no está solo, siempre y nunca está solo. Hoy su sombra de carne es Cardozo, uno de los hermanos Cardozo. Es grandote y le sirve cuando se arma el toletole.
  La mitad de la noche transcurre en el baño y la otra mitad en cualquier centímetro cuadrado de bajeza. Suena Sumo como cortina de la noche.
  Todo se acelera. El hombrecito del cartel del baño se hamaca violentamente hacia adelante y hacia atrás sobre la puerta. La corona del taco golpea una bola rayada. Un paquetito se muda de manos. Las piernas de una mujer bailan al lado de la rockola. Una bola lisa se tira al hoyo. Un líquido dorado va escalando el vidrio. Una boca de hombre se mueve espasmódicamente. El pecho de una mujer se aplasta sobre la mesa de pool mientras esta sostiene el palo. Una nariz  tiene un dedo colgando en una de sus fosas y la otra se abre súbitamente hasta alojarnos en su interior…
    "La gente va llegando al baile" cantaba el Puma Rodríguez incansablemente por los noventa, y si nos paramos en la esquina de la intercepción de las calles drogas y noche en el barrio bajo de Bernal por aquellas épocas, no podemos obviar al personaje que está entrando ahora, cayó La Pacha, una menor que todos ahí conocían íntimamente, es que a ella le gustaban los chicos malos y no tenía rollo, iba al frente, cero histeria, así que se la respetaba por ser así, como uno más. Pensándolo bien, olvidaban que era una dama y encima menor, por lo que el respeto que se le tenía era cuestionable. La Pacha se desenvolvía con actitud machona, eso les hacía creer que no ameritaba un trato especial, que sabía cuidarse, pero la verdad es que les era cómodo ignorar que ella era una niña. Nunca nadie se iba a hacer cargo de quien la había desvirgado, enfermado, embarazado, intoxicado, y lo más grave, enamorado. La sentenciaron a que sea por siempre La pacha, una loca copada.
  Tenía flequillo stone, ropa hippie, era medio gordita, estaba siempre fumada y hablaba a lo rea. Ella había sido adoptada por la tía, la tía era el ser humano más desesperado de Bernal, ya no sabía qué hacer con la pendeja. La había mandado a distintas escuelas privadas, de todas ellas la echaron, la había mandado a la Iglesia, ahí le detectaron al demonio, la mandó al psicólogo, el tipo la denunció por acoso sexual.

  Se acerca a Hernán y a Cardozo.


-Hola Herni ¿cómo eshtas? ¿Y vosh pibe?- Mirándolo a Cardozo- Vamosh a casa que estoy sola, el viaje se fue de vieja.

lunes, 8 de julio de 2013

Tanta belleza solo sirve para hacer mal


Tanta belleza solo sirve para hacer mal

necesité un poco de otra persona para avanzar

(para avanzarte)

cuando llegué a casa estaba tan drogada

 que me bañé dos veces seguidas,

 sin darme cuenta.

Volver a confiar en las personas

es demasiado para aprender en una sola vida.

Es demasiado para la vida de un perro.

A cambio de saber lo que te gustó de mí

te doy lo que quieras

hasta el olvido

que es lo que más caro para mí,

para mi bolsillo de ratón.

Que solo guarda boletos arrugados.

Boletos de un mal viaje.

Los colores se abultaron,

y no se distinguen bien,

el perfume de otra época

suspira añorando, ya viejo.

Y la revancha nace triunfante

como un nuevo sol.

Ahora dormís, sin sospechar

sin verme tan adelante,

estoy tan adelante que pensás que me fui.

No sospechás,

no imaginás,

que siempre voy con la cabeza hacia atrás.

Trabada. Loca. Clavada. Enferma.

Como aguja de reloj que no quiere avanzar

solo tiemblo en el lugar.

 

martes, 25 de junio de 2013

Festival


Llegué y perseguí la música, sorteando la gente ¿Por dónde voy guitarra eléctrica? ¿Es por acá? Bien, te sigo batería, ok, me dice que doble acá, sí, te escucho un poco bajo y… ¡ahí está! el escenario al aire libre, es invierno, está soleado, es temprano, no hay mucha gente. El cantante dice que van a hacer un homenaje, comienza la guitarra, esto me suena, sí, es un tema de Charly, manoseado por el soft rock. Mala la banda. Me voy para el otro lado, adelante, había una muestra de fotos, sí, acá está, es genial…John Lennon, Yoko Ono…entro a un cuartito, están pasando un documental sobre el fotógrafo ese, estoy viéndolo y él dice que lo importante es captar el sentimiento, habla del sentimiento. Muestra una foto fuera de foco.

  Mi amiga está retrasada, ya fue, le mando un mensaje de texto al novio que anda por acá,  nos encontramos, me dice que vayamos al patio, apoyamos los codos sobre la mesa, me dice que está muy cansado, como yo, y ella no llega. Va a venir con una amiga que yo no conozco bien pero me cae bien.

  Me había dicho que iba a llegar a las dos. Llegaron las dos. A las tres. Ahora somos cuatro.

 Se sentaron al lado, trajeron mate, es bueno para este frío. A cinco metros transmiten para una radio, el locutor atrás del vidrio, hace su programa, viste una remera turquesa, fea, y dice que a un cantante el gobierno le pagó dos millones de pesos. La amiga de mi amiga dice que el locutor es lindo. Hablamos de cualquier boludez, jodemos, la amiga dice que el locutor es lindo, no sé si es que vi demasiadas fotos de John Lennon, pero la mujer de al lado me resulta parecida a Yoko Ono, se los digo, se ríen, el novio de mi amiga habla con catarro, lo cargamos, la amiga de mi amiga le dice a Dios que el locutor es lindo.  Ella dijo tantas veces que ese hombre es lindo que me convenció.

 Fuimos atrás, ahora toca una banda que suena mucho mejor…sí, sí, esto me gusta. Hicimos mate entre la gente. Al lado, un padre hippie pro, con su mujer rubia y hermosa y una niña y un niño, perfectos, los cuatro, y el amigo con poncho, ridículo, gente de plata, hippies, modernos, rockeros, unos pedantes, pero el tipo, el padre, es lindo, me mira, lo miro, me mira, no lo miro, hago que hablo con las chicas, me dicen que el tipo me está mirando, les digo que ya sé que me mira, que son unas boludas, lo miro, nos volvemos a mirar, qué lindo que es, pero la banda suena muy bien, miro la banda, muevo la cabeza, casi sin control, me quedo un rato así, me acuerdo del tipo, miro para ese lado, ya no está, miro para el otro, se está yendo, un poncho se aleja detrás.

 La conocida de mi amiga dice que tiene porro, que vayamos a fumar porro, le digo que a veces me pega mal, me dice que fume un poco, que no sea boluda, mi amiga dice que no da, que hay criaturas por todos lados, le digo que fumar porro no es un mal ejemplo, vamos a una esquinita y lo hacemos con carpa. Pasa un metalero vestido todo de cuero negro y tachas. Pasan unos chicos jóvenes con chupines, flaquitos, las piernas parecen hilos, les queda bien. Mi amiga dice que vayamos a recorrer las exposiciones, mientras vamos, nos reímos de todo, de todos,  nos sacamos fotos, les digo que todos me miran, que creo que les gusto a todos  porque todos me miran, que incluso creo que les gusto a ellas, que me están mirando ahora y se ríen.

  Cuadros, vinilos, djs, venta de remera, peinados locos, cosas, gratis. Mi amiga me dice que mire esa remera, está genial, con una calavera, esa remera, le queda grande, le pregunta a la vendedora si no hay más chica, no hay. Vamos a un cuarto, nos sentamos, una compra torta, tomamos mate con torta, vuelve el novio de mi amiga, lo habíamos perdido, no sé cuándo, antes del porro, seguro. Dice algo, una estupidez, nos causó gracia, nos pregunta si estuvimos fumando, nadie le responde. Anochece. Las chicas cantan una canción. El novio dice: ¿vamos?

domingo, 9 de junio de 2013

Irónica luz


                                                               

  Franca no se bancaba más de unas horas a los hombres que la querían amar y todas las pieles excepto la de él le daban alergia, le salían ronchas en el rostro cuando besaba a otros hombres en intentos desesperados por olvidarlo, así fue que llegó a la conclusión de que si no era con aquel señor no iba a estar con nadie, ya que pensaba que el cuerpo era lo suficientemente sabio como para saber lo que uno necesitaba. Un día invadida por ese amor ilegal, le mandó un mail que decía esto:

   << E: Mi corazón no está tan corrompido como mi cabeza. Ya no puedo seguir mintiéndome, no quiero a nadie excepto a vos, sos el gigante que me da sombra en este infierno y no pasa un día sin que deje de recordar tus piernas en la cama de aquel hotel, las veo flexionadas, tensionadas, aguantando mi peso, fuertes, morenas y hermosas ¿Cuánto daría por una noche entera con vos? daría mi humor, daría mis ojos y la forma de mirar, la forma de mirar, sí; pero nunca mis manos porque te quiero tocar y escribir, escribir sobre tus formas, escribir lo que siento cuando te siento. Si te puedo tocar, el cielo es mi alimento, si te puedo sentir, de un gemido nacen flores y los gorriones se llenan de colores. >>

   Descaradamente cursi pero trágicamente real.  Nunca recibió respuesta y no se sorprendió. Él la negaba constantemente, incluso a veces estando solos, la comenzaba ignorar súbitamente y corría su rostro cuando ella intentaba besarlo.
 Llegó el sábado a la noche con todos sus amigos y propuestas, tras pactar destino se vistió de negro para esa noche que no la entusiasmaba, a esa altura Franca como cualquier persona enamorada intuía cuando él iba a ser de ella aunque sea por una hora, lo olía en el aire.  Él iba a estar ahí trabajando pero ella sabía que no iba a tener suerte aquella noche, otra vez debía esconderse entre la gente y hacer de cuenta que entre ellos nunca había pasado nada.
 
  En el departamento de un amigo con otras personas tomaron bebidas alcohólicas y fumaron marihuana, hasta que llegó la hora de ir al lugar, caminaron por una avenida pintoresca de Buenos Aires, hacía mucho frío, ella no podía descruzar los brazos y no paraba de tiritar, además veía todo pixelado, la calle le parecía un collage inquieto de luces y negro.
 
  Desde el balcón del teatro en donde estaban Franca y sus amigos, disfrutaban de una clásica banda mientras compartían grandes vasos de cerveza y cantaban canciones de punk rock. Ella se perdía en crudos versos de amor con las pupilas dilatadas y las pestañas espesas del rimel negro que resistía el suspiro de humedad triste que empañaba esa mirada. Algo le dijo que mirara hacia la barra, tal vez un espíritu revoltoso que estaba aburrido y quería divertirse con una escena digna de talk show. Lo vio a lo lejos custodiado por su esposa, una parte de ella, la revolucionaria, sabía que tenía el poder de explotar y llevarse a varios en un atentado de locura. Ya estaba harta de aguantar el peso de la sociedad, que la aplastaba y la hacía chiquita, los sentía acusándola encima, abajo y alrededor, sentía como sus dedos índices se iban acercando, primero la señalaban a una distancia prudencial, luego, se empezaban a acercar hasta que la tocaban con sus yemas, y más, y más, hasta que los dedos ejercían presión sobre su piel, entonces empezaba a dolerle, pero aguantaba sin gritar, los dedos índices fríos y extraños de una sociedad ciega se hundían en su piel, la presionaban hasta que la perforaban y apuñalaban lentamente. Ella veía a la sociedad como una albóndiga de carne y pelo corriendo detrás de los valores de siempre más por acto reflejo que por convicción, ahora ella era una persona incorrecta, indeseada, sin moral,  entonces su postura era agazapada, como en penitencia, bajaba la mirada o retrocedía ante la gente que le decía con la mirada “puta”, como si ellos fueran un arma de Dios o un castigo divino en la tierra con derecho a juzgarla o a hacerle la vida más desdichada, pero quería romper con esa situación, quería demostrar que no era una endemoniada, que ella era una víctima , que sufría, porque era la que lo sabía todo, sus sentimientos, lo que la esposa de su amor ignoraba y cómo él la usaba. Nunca puede ser incorrecto un sentimiento, porque es real.

  Cada vez que una amiga la cuestionaba ella explicaba lo mismo: “lamento que el hombre que amo este casado, él puede elegir no mirarme, no besarme o tocarme, yo no puedo, porque mi corazón lo eligió a él”. Y sé lo que estás pensando “Ella podría elegir a cualquier hombre para amar” Bien, hagamos la prueba, vos habrás amado a alguien o amarás a alguien actualmente, si te hubieran dicho o te dirían: a la una, a las dos y a las tres  ¡YA!  Vamos, amá a otro ¿no hubieras podido, verdad?  

  Franca era una valiente no una súper mujer, es decir, podía hacer un quilombo zarpado de la nada, pero no dejar de soñar con el hombre cuyas arrugas faciales podía dibujar con sus dedos en el aire.  La situación la desesperaba y decidió terminar con ella esa misma noche, pensó que si se tenía que pudrir todo que pasara en un recital de punk rock no estaba nada mal. Se acercó al matrimonio, abriéndose paso entre las personas que estaban ahí, llegó hasta la escolta de su amor, la miró fijo, primero la mujer la notó de reojo, y volteó la cabeza rápidamente hacía su marido, como ignorando a la extraña explícitamente,  a los segundos volvió a mirarla, tal vez preguntándose quién era esa chica, sorprendida de que ella siguiera ahí mirándola fijamente. Él disimulaba, miraba para un lado, miraba para el otro, tal vez buscaba la salida de emergencia, hasta que la mujer rompió la tensión y le dijo: “¿Estás drogada, borracha, qué me miras?”  Franca respondió: “Te estaba mirando los cuernos.”

  La alarma del celular la despertó bruscamente. Estaba en su cama, la cabeza le dolía como si se la hubiera golpeado con la dura verdad, no recordaba mucho de la noche anterior y veía pedacitos de imágenes como vidrios rotos, no podía unirlos, no encajaban, no sabían a qué correspondían, si a un sueño o a la realidad, luego su cabeza se aclaró, fue recordando; el recital, a sus amigos, a él, a ella, al alcohol y al pedo salvador nacido en Latinoamérica. Miró el celular y vio que no tenía mensajes, se tranquilizó, ya no tenía dudas. Durante la noche anterior no había pasado nada especial.
 Era la media mañana del sábado, se cambió y salió apurada, no tenía que trabajar pero sí tenía un compromiso divino,  debía cumplir con una promesa a un Santo al cual le rezaba. Sus amigos no sabían de su fe, ya que no les contaba para no darles más motivos para que la creyeran una auténtica desquiciada.

  Siempre pedía convertirse en un trozo de arcilla para que Dios la moldeara con la forma de la perfección, solo para que él se la llevara a la casa y la pusiera a la vista de todos. La luz blanca que entraba por el techo de la capilla imponía respeto, como si el señor estuviera alumbrando directamente a los fieles presentes con una linterna. Franca se arrodilló en el último banco y rezó en silencio, esas plegarias tímidas eran un grito de su alma.

  Pasaron semanas en las que Franca no tuvo noticias sobre él, estaba apagada, pedirle que sonriera era como pedirle que hiciera un fifla, imposible, la piel se le había opacado, el corazón se le achicharraba y las ganas de vivir le resultaban algo fantasioso como de cuentos de hadas. No tuvo contestación de su amor,  había intentado por todos los medios llegar a él,  incluso lo llamó al trabajo, algo que siempre había evitado porque por más apasionada que era se reconocía ubicada, tras dudar unos segundos y dejarla a la espera una voz extraña le dijo que el señor no se encontraba.

  Era el fin, a las semanas había perdido el apetito, no iba al trabajo, solo era cuerpo, le faltaba todo lo de adentro. Sus amigos siempre creyeron que algún día Franca iba a perder la cabeza, pero la bancaban porque era divertida, ahora no quedaba nada de esa fiesta interna que antes se le escapaba en forma de papel picado por la nariz y llenaba el ambiente cuando uno menos se lo esperaba, se alejaron un poco y de a poco, estar con ella era de lo más aburrido, ya  casi no reía y nunca quería salir, le faltaba todo lo de adentro.
 Ella se contemplaba al espejo y se veía enferma, su propia piel le resultaba de un material y  color extraño, ahí era cuando más despedazaba su alma de algodón de azúcar, porque le daba la razón a ese amor ingrato de no quererla y de ni siquiera desearla. 

  Un día alguien más chusma que malo, le dijo que había visto a su amor con una chica.  Así fue que    Franca se enteró que tenía otra amante, una más joven, más flaca y mejor vestida, se murió un poco al saber que la habían reemplazado. A ella no le molestaba que él tuviera esposa, porque las personas tenemos dos lados, si la esposa estaba a la derecha, ella podía ocupar el lado de la izquierda, solo quería un lugar en la vida de ese hombre, no le importaba cuál.  

  Cuando este conocido le arrojó en la cara ese escupitajo espeso y apestoso, que no iba a poder lavarse nunca, usó todas sus fuerzas para fingir que estaba enterada de esa situación y que no le importaba, agrandó el combo de mentiras diciendo que se tenía que ir. Se tragó el veneno sabiendo que era su fin. Caminó rápido, como queriendo escapar de esas palabras, no sabía a donde iba, la verdad era un delincuente armado persiguiéndola de atrás, sentía su aliento frío en la nuca. La calle por la que caminaba era oscura, pero daba igual porque estaba ciega.

  Cuando llegó a su casa se dejó caer como una hoja seca, las lágrimas empujaron a otras lágrimas  saliendo en una fila abultada hasta la comisura de su boca, parecía una niña desconsolada. En ese llanto gigante y salado como mar,  la rabia y el dolor no se podían diferenciar. Con los ojos cerrados pudo ver el cadáver de su autoestima flotando en una zanja.

  Pasaron semanas en las que Franca después del trabajo se encerraba en su cuarto a lamentarse, no comía ni dormía, escuchaba música que antes le resultaba aburrida pero que ahora gracias a su estado emocional, podía encontrarle un sentido más profundo. Un día entre esa música encontró una canción que por lo popular ella le había restado valor decía (…)  “¿Qué otra cosa puedo hacer? Si no olvido moriré” (…) y sonrió.
 La canción era de su talla. Franca tenía el ego hinchado y los oídos cerrados, la música fue la única que pudo sortear todos los obstáculos que les ponía a los mortales y acariciarle el alma. Pensó que si podía disfrutar de una canción ya estaba curada. 

  Algunas personas solas por elección se sienten especiales por estar tan mal,  es como si el dolor fuera una alta cumbre a la cual solo se animan a subir los fuertes y los valientes. El mundo se divide en dos según esta concepción; en los tontos que eligen el sufrimiento para los que no lo hacen y en los cobardes que no lo eligen para los que sí lo hacen.
 Una nueva luz nacía en su interior. La mirada puede ser la mejor consejera y los tacos más altos para una mujer. Ahora podía ver que ella era una afortunada, porque había compartido momentos con aquel hombre y esos momentos nadie se los podía sacar, agradeció al cielo por haberlo tenido, por poder visualizar momentos reales vividos, en lugar de soñar cosas que nunca ocurrirán como les pasa a muchos enamorados. Entonces se sintió valiente por haber pasado por eso, libre por liberarse del dolor y feliz por ser una de las pocas personas que logran tener al hombre de sus sueños. Compadeció a ese hombre, a la esposa y a la nueva amante.

  A los días estaba renovada y más hermosa que nunca, se agotaba fácilmente en el trabajo pero se lo atribuía al estrés por el cual había pasado. Haberse librado para siempre de aquella historia la enorgullecía a cada momento. Había recuperado el apetito y comía sin parar.

  Un día volviendo del trabajo en el colectivo se  descompensó, fue a ver a un doctor y este le dio una noticia que cambiaría su vida para siempre: ella estaba embarazada.
 Había algo nuevo en que ocupar su cabeza, pero ya no se sentía tan liberada de aquella historia. Una nueva luz nacía en su interior.

 

 

 

 

 

Esta poesia no tiene nombre, como lo que me hiciste


Algunos días quiero usarte

otros, te amo más que a nada y no tengo miedo.

Algunos días me molesta hasta haberte conocido

otros te deseo. Y solo eso.

Algunos días pienso que podría ser divertido estar juntos por siempre

pelearnos y reconciliarnos, así sucesivamente.

Otros, prefiero no cruzarte y puteo a la casualidad si sucede.

¡LA CONCHA DE TU MADRE!

Cuando te tenga te voy a mostrar un arco iris en escala de grises,

una escena de amor poco convincente, te voy a arrojar piedras blandas

hasta que me digas “no” con la cabeza

viviremos como en un álbum de fotos, momentos eternos,

felicidad  freezada, mentiras debajo de la alfombra.

tu mamá me va a odiar , yo a ella mas

tus hijos me van a querer, en el 2023, vas a ver

te voy a robar el corazón

desnuda con una medibacha en la cabeza

desarmada

como un rompecabezas nuevo

viernes, 7 de junio de 2013

Grandes bolas de fraile por gracia de dios


Lo único superior a todos es la bondad
y yo la vi pasar
mal vestida por una calle de tierra,
vendiendo bolas de fraile
o amparando a personas desconocidas en su hogar
no es pecado tener un hijo con cada hombre amado
pero deberían matarte por nunca haber amado
no hace falta ser licenciado para ver sangre ajena en las manos limpias

no hace falta tener un título para darse cuenta quien juega sucio y viste prolijo
no hace falta
grandes bolas de fraile por gracia divina

Perro desdentado


No creés en nada
a no ser que lo diga un cura
o un hombre que habla inglés
no lo creés
todo es poco al lado de tu mierda
te sentís seguro si no sentís
por eso dejaste tu corazón en el pasado
para que nadie lo pueda volver a tocar
atrás poesía,
atrás teatro,
atrás historia de amor,
esos son juegos de niños
¡patrañas!
                             Bullshit!
el romanticismo murió
pero a veces puedo ver
a un joven que le habla a un perro desdentado

 

jueves, 30 de mayo de 2013

GUGU GAGA

Estás en una repisa inalcanzable
soy bebe y no me dejan agarrarte
no voy a romperte, sé jugar bien
es cierto que perdí el control remoto
pero alguna vez te puse pila
acordate
alguna vez te puse pila
si todo me aburre y solo quiero acariciarte
sé mi peluche esta vez
ponete suave y blando, te queda bien
hacé de cuenta que me queres
y voy a dormir sin miedo
sin vos, pero sin miedo.
dame mi chupete cuando lloré
con el chupete no necesito ramos de flores
y gugu gaga bebe
gugu gaga por siempre
es lo único que te voy a pedir
es lo último que te voy a decir

martes, 14 de mayo de 2013

Poesía espantasuegras


Mi poesía espantasuegras

Mi forma de amar ahuyenta precavidos

No voy a colgar mis ansias de aventura por algo parecido al amor

Pero nene

por vos me saco la piel y se la regalo a un esqueleto

por vos hago un charco de saliva y me ahogo adentro

voy a esconder mi instinto animal porque me miran mal

Pero nene

por vos no voy a dejar el rock

por vos no voy a ser una dama

y solo voy a usar lo mejor de mí cuando haga falta

pero nene

como te la voy a chupar

lunes, 13 de mayo de 2013

No estoy engualichada


No, no estoy engualichada.
Basta con el agua.
Que se me desacomoda el flequillo,
y se me corre la máscara de pestañas
¡Dije basta!
No es que hablé en lenguas,
no entendés el idioma del amor,
y a decir verdad, es curioso que te creas mejor.
Ya sé, no es negocio dar todo por nada.
Pero no, no estoy engualichada.