jueves, 31 de enero de 2013

Una mamá viva, una mamá de los ochentas

Yo me acuerdo de Millie Stegman, de la dureza en la expresión del rostro de su personaje cornudo en una tira diaria.
  El lugar de madre fue ocupado por distintas mujeres a lo largo de mi vida, comprendo que dirigí esos castings por ser medio huérfana como decía alguien que solía ser mi amigo. Sera que las novias de mi padre eran demasiado jóvenes o que mi abuela a pesar de su juventud nunca había fumado un porrito, como sea a mí no me gustaban esas opciones y pensaba que tenía derecho a elegir una mamá por no tenerla, ya que los que si tenían debían quedarse con esa, me parecía lo justo.  Absurda lógica, los razonamientos nunca nos llevan a la verdad ya lo dejo claro Sabato.
  Yo quería una mamá como lo hubiera sido la mía de estar viva, una que había tenido su época de oro en los ochentas, aún recuerdo como deseaba sacar a Fabiana Cantilo de la tapa de aquel CD y pedirle que me adoptara. Una mamá viva, una mamá de los ochentas.
  Siempre me costó mirar a los ojos, me duelen cuando lo intento conscientemente ante la demanda de un descreído, mi cuerpo se rebela y me pesan como abrir antiguas persianas sin uso,  ejercen  resistencia como queriendo decirme: ¡No! Nos duele.
  No entienden cómo puedo siquiera intentarlo siendo que ya no podre mirar los ojos de la persona más importantes: los de ella. Se rehúsan  a encontrarse con otros que no sean aquellos ojos, como si las otras miradas no valieran nada,  son caprichosos pero saben lo que hacen, es decir: ¿Cual otra mirada en comparación puede tener algún valor? ¿Cuál otra puede ser tan protectora, iluminante y focal?: NINGUNA.
 Es prudente sin embargo hacerlo, la gente te creé aunque digas que tu compañero de oficina es Clark kent, los hombres se enamoran fácilmente y las mujeres te temen como a los locos.
Pero mirar a los ojos no alcanza para lograr una conexión, hay algo que nos tiene que pasar. El amor debe ser sincero como un blues, valiente como un súper héroe y dar mucho miedo como la locura.

1 comentario:

  1. "No ha de ser el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación"
    André Breton.

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